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     Si no fuese porque es invierno y además hace frío pensaría que estoy en ese balcón, protegida del calor del mediodía, viendo discurrir la quietud de esas horas lentas a través de los balaustres de madera; sentada sobre un pequeño banco de madera, entre hilos y remiendos.

     O entre las sábanas que cubren un colchón de lana, con un camisón confeccionado en una tela llena de pequeñas flores, despertando con la luz que se cuela por las rendijas de la puerta, escuchando los sonidos de una mañana de verano y esperando a que mi estómago reclame insistentemente un buen tazón de leche con migas de pan.

     O sentada sobre las escaleras viendo como preparaba con las flores del huerto, bellos y coloridos ramos para vender.

     Por ello, cuando realicé estos collages, para otras personas que también tendrán sus recuerdos particulares, me pareció adecuado utilizar un haiku de Matsuo Basho, poeta japonés del siglo XVII, «En la eternidad del instante»

     O igualmente podría haber utilizado un verso del poema Las ruinas de Luis Cernuda,  «Todo lo que es hermoso tiene un instante, y pasa»

      Instantes hermosos como cuando en días como éstos en los que realmente sientes que es invierno porque hace frío y además llueve, puedes disfrutar de un té caliente mientras decido qué colores utilizar para las próximas fotografías.




     ¿Y vosotros? ¿Tenéis en vuestra memoria alguna casa, un lugar, lleno de hermosos instantes que han pasado a formar parte de la eternidad?