DOSCIENTAS PALABRAS


 Warnemünde - Alemania.



«Ella le había dicho: —Espérame en la playa.»

            Siempre llevaba un libro. Cuando ella le habló estaba ensimismado en el sexto capítulo, la historia estaba llegando a su punto álgido.

            Lo dejó, terminó su café y fue a buscarla.

            A finales de agosto la temporada de verano se daba por finalizada. El cielo gris parecía una opaca y gruesa capa que se cernía sobre la costa. Por momentos, un rayo de sol se colaba entre las nubes.

            No iba muy abrigado, así que buscó refugio entre las hileras de strandkorbs. Se sentó sobre la arena y apoyó su espalda sobre uno de los laterales para protegerse del viento. Lo tocó con sus manos, cerró los ojos y no volvió en sí hasta que escuchó su voz fuerte y ronca.

            —Acércame ese escoplo.

            Cada vez que le pedía algo se sentía importante en el taller. Tan pronto finalizaba todas sus tareas escolares corría a ayudar a su padre.

            Desde el comienzo de la guerra apenas había pedidos. Las necesidades de la población eran muchas y diferentes.

            Markus seguía trabajando, siempre encontraba algo que hacer.

            «Los tiempos cambiarán» —pensaba al mirar a su hijo.

            —Estoy aquí. Hace frío. ¿Nos vamos a casa?


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